Neuquén formalizó un mecanismo inédito para las futuras concesiones de explotación no convencional. A partir de ahora, cada tres años la provincia revisará —con carácter vinculante— el cumplimiento del plan de desarrollo comprometido por las empresas en tres ejes críticos: niveles de inversión, productividad y actividad operativa.
Si una petrolera no puede justificar resultados acordes, Neuquén tendrá potestad para revertir hasta el 50% del bloque evaluado. Esta metodología surge del acuerdo alcanzado con GeoPark, que funcionará como caso testigo y será replicado en futuras adjudicaciones de concesiones por 35 años.
La nueva política implica un cambio profundo respecto a la práctica previa: hasta ahora, los planes de desarrollo tenían valor indicativo, sin consecuencias en caso de incumplimiento. La provincia busca evitar situaciones como la salida de ExxonMobil, que dejó áreas sin desarrollo suficiente y encendió alarmas sobre la eficiencia y valorización de los activos.
El esquema se apoya en comparaciones con estándares de Colombia y Estados Unidos, donde los contratos son más pequeños, exigen actividad constante y pueden caducar si la producción es insuficiente. Neuquén busca dinamizar Vaca Muerta, evitar la especulación con áreas improductivas y asegurar que cada concesión genere resultados tangibles.
La decisión neuquina marca un giro estratégico: menor tolerancia al incumplimiento y mayor presión para producir. Si el modelo prospera, podría redefinir las reglas del upstream argentino y consolidar un esquema más competitivo y alineado con estándares internacionales.
Fuente: Latinmining con información de Econojournal